domingo

Tiempo.-

Me aterra el paso del tiempo. Me aterra el sentir que los días pasan sin más, sin sentido, sin proyecto, como un tren en el que no embarco, como un viaje perdido, como un desesperante suspiro. Me falta el aire, me ahogo, me aterro. Aterrada, me desespero. Lloro, a veces. Otras quedo, inmóvil, esperando, no sé que, simplemente esperando, mientras el tiempo pasa, corre, huye. Como yo, a la espera, corriendo, huyendo. De alguna forma espero una ayuda mágica que me ayude a que todo sea más llevadero. Pero no aparece. Entonces vuelvo, una vez más, a la desesperante espera, inherte, sola, triste.

No es nada más que tiempo.-

jueves

Clavo.-

Aparece nuevamente una incertidumbre, una ansiedad, una espera del momento justo del encuentro; cada paso pensado mil y un veces y aun así errándole al pisar, recordando luego, en alguna vuelta en colectivo, lo que dije y lo que debería haber dicho, lo que debería de haber callado, y etcéteras innecesarios de nombrar. Me pregunto, ¿será éste el clavo que estaba esperando?

martes

Cierre.-

Día de cierres. De historias pasadas, de viejos amores, de cuadros y mails que vuelven, de sesiones de análisis. Todo cierra y termina. Algunas veces favorablemente, otras no tanto, para una parte o la otra. Pero cada puerta que cierra deja abierta un portón, me dijeron hace unos días. Un sinfín de nuevas posibilidades que ansiosa, espero encontrar. Veo nuevas miradas, nuevos deseos, nuevas historias. Creo verlas. Puedo sentirlas. Quiero vivirlas.

lunes

Puerto.-

Buscando. Buscando nuevamente lo que buscaba sin saber que lo estaba buscando. Ahora soy conciente, lo sé. Ahora lo busco con los ojos abiertos. Amarse con los ojos abiertos. Amar. Amarme. Entiendo que la búsqueda comienza por casa. Por mí. Por amarme para poder amar nuevamente, y ser amada. Lo entiendo, no lo practico. Empiezo por el final, por ser amada. Pero el horizonte es vasto y no veo puertos. Tampoco veo cipreses. Solamente sé lo que quiero, finalmente, sabiendo que la búsqueda tal vez sea eterna, deba volver a los comienzos, no encuentre donde echar amarras. Y se vuelve un suplicio, por que por momentos siento que debo volver a las bases, a antiguos espacios donde ya no está lo que busco. Y me contengo. Pero tengo un límite, y me desespero, buscando, como una madre un hijo, como un naufrago su playa, como un pirata su tesoro. Y tiemblo, de miedo, de falta, de ganas, de pérdida. Tiémblame todo el cuerpo. Volver a los comienzos, a buscar lo que creía haber encontrado, creí haber perdido, creo haber empezado.

Buscarme.-

jueves

Recursos.-

Triste, aburrida, angustiada, desesperanzada, recurro a recursos que me dañan, yo sé, buscando una respuesta que sé que no llega, que ilusiona con un sonido de regreso, pero que no es mas que una falsa idea que vive como recuerdo. En momentos más intensa, en momentos más apaciguada. El tiempo se hace largo en la espera. El tiempo se hace puñaladas, acelera el sistema nervioso, el pulso tiembla, la mirada fija en un punto inexistente de ideas vacías y cigarrillo en la mano. Sé cuanto necesito llorar en un hombro, no en cualquiera, en el hombro del cual no puedo desprenderme todavía, aunque a veces me engañe diciéndome cuan bien están las cosas, cuanto quiero volver al ruedo, cuán lista estoy para volver a ser quien era. Hoy me confieso, no estoy lista todavía. Me sofocan libros de autoayuda a medio leer y consejos a medio adoptar. Sigo prendida, con garras, a una historia que cursó su fin hace meses. Pero todo recurso es débil cuando una, secretamente a veces, y otras pública, lo es.-

miércoles

Identidad.-

No hay forma de explicarlo. Meses han pasado muchos, mucha agua corrida sobre y bajo el puente. Mucha sangre, muchas lágrimas, un amor, se hace un corte. Episodios que replantean quien soy y quien fui, quien esta a mi lado, quien nunca lo estuvo, quién soy yo. Me encuentro sola y pero acompañada, noto cuán difícil son las sonrisas, cuanta inercia, cuanta búsqueda nueva y peligrosa. Búsqueda de identidad, habiendo perdido para siempre lo que fui. No se vuelve a ser el mismo después de la sangre, después de las ganas, después del fallido. Y al comenzar a buscarme, nuevamente, como hace tantos años, tengo miedo. Por que nunca, nunca, uno sabe lo que puede encontrar(se).-